Tejas Verdes
Hernán
Valdés
Este informe responde a preguntas basadas en el
relato “Tejas verdes”, el cual muestra principalmente la represión de la
dictadura chilena vista desde la
experiencia de un individuo, su vivencia personal, un hombre que vivió en carne
propia el cautiverio, la tortura y el temor. Y como fue capaz de recepcionar
esta experiencia con sus pensamientos hasta ese entonces y su forma de vivirla.
La obra de Hernán Valdez muestra, en muchas
ocasiones, la violencia vivida por el autor, el sufrimiento y la desesperación
a la que fue sometido, dadas sus condiciones de cautiverio, la constante represión
que vivió y claramente la violencia física y psicológica que le proporcionaron
en el cautiverio.
Una de las citas que muestra con mucha claridad
la condición de violencia que vivió
es la siguiente: Otro me enrosca un cable en cada
uno de los dedos gordos de mis pies mojados. Hay un brevísimo silencio y luego
siento un cosquilleo eléctrico que me sube hasta las rodillas. Grito, más que
nada por temor. Me insultan, como escandalizados por mi delicadeza. Siento un
desplazamiento de aire al lado mío y alguien me da, con toda la fuerza que es
capaz un brazo, un puñete la boca del estómago (Valdés 161).
Esta cita señala con mucha fuerza una tortura
en la cual se utiliza la electricidad como el medio para causar dolor y
superioridad ante el torturado, en este episodio el narrador se encuentra en un
interrogatorio, en el cual se destacan los golpes, insultos, humillaciones y en
este caso, el narrador debe resistir estos golpes eléctricos en su cuerpo,
luchar por no perder la noción y lograr levantarse cada vez que la corriente lo
hacía caer al piso, ya que era lo que le exigían los torturadores.
Otra cita es la siguiente, “Me sientan en una silla
y me atan fuertemente cada mano
contra la parte superior de las patas y los tobillos contra la parte inferior.
Me sacan los lentes y me conminan a no abrir los ojos mientras me arrancan de
tirones violentos las telas adhesivas, posiblemente con buena parte de mis
pestañas.”(Valdés 27). La cita muestra de primer momento como es condicionado a
realizar actos que no desea realizar, en este caso, en cuanto el narrador llega
a este calabozo y es atado por primera vez a una silla. Este debe aguantar el
dolor de las fuertes ataduras y la desesperación de la incapacidad que tiene
para defenderse. Con esta sola acción lo privan de su libertad física y de
pensamiento, esto es una clara muestra de cautiverio.
La última cita que contiene el aspecto de
represión comienza con la voz de un militar: “—Ustedes son prisioneros de
guerra. Al menor intento de fuga, aquí disparamos al cuerpo. Nada de
advertencias, nada de balas al aire” (Valdés
57). Se nos muestra explícitamente cuando un represor se dirige hacia los
prisioneros, al llegar a “Tejas Verdes”, amenazándolos de muerte, si es que intentan
escapar. Esto es una demostración de control absoluto sobre la forma de actuar
de los prisioneros, es por esto que se ve representada una clara demostración
de represión al verse el narrador obligado
a realizar acciones sin su consentimiento.
Sin duda alguna el narrador vive experiencias
únicas que no se igualan en ningún aspecto a su vida, antes de entrar en
cautiverio.
El narrador, al ser sometido a un tipo de
torturas tan denigrantes, de a poco en su encierro va adquiriendo cambios en su
conducta, como por ejemplo; sumisión, obediencia, terror, miedo, angustia y
muchos otros sentimientos que lo van acostumbrando a vivir una cotidianidad
así. Esto va generando una baja en su autoestima, se acostumbra a obedecer todo
acto que le impongan con tal de no recibir más dolor del que ya siente o ha
sentido anteriormente. Estas vivencias generaron un sentimiento de inferioridad
antes los represores en el autor. Esto hizo que su pensamiento cambiara luego
de salir de esta condición, ya que al exponerse a una situación tan deplorable
para su humanidad generó una desvalorización completa para sus derechos como
ser humano. La inseguridad fue aumentando en su persona. El terror y miedo que
le causa pensar en volver a estar en la misma situación es capaz de generar una
conducta nueva en él, menos libre, menos expresiva de pensamiento y mucho menos
parecida a su vida de antes.
El narrador relata cómo desde un comienzo va
formando distintos tipos de lazos con sus compañeros. Dada las mismas
condiciones que se tienen entre prisioneros, se va formando un sentimiento de
igualdad con respecto a la vulnerabilidad en que se encuentran, y por esto
mismo surge el compañerismo entre ellos. Es así como las condiciones
deplorables que comparten estos prisioneros en una misma cabaña, van
condicionando instintivamente a los prisioneros a entenderse y apoyarse entre
su misma vulnerabilidad, para obtener algo de confianza y seguridad al
compartir los distintos pensamientos que van surgiendo en la historia solo por
el hecho de encontrarse en esa situación. Un claro ejemplo de esto es la
siguiente cita:
“Suspiro, un poco reconfortado por esta
proximidad humana, por esta nueva y primitiva sensación de solidaridad. Pero el
viejo, el <<gordo>> y algún otro comienzan prontamente a roncar de
un modo cavernario. Estoy demasiado cansado y adolorido como para percibir
alguna imagen de mi vida. Mis sensaciones están embrutecidas. El terror
continúa allí, subyacente, listo para expandirse” (Valdés 58-59).
Es así
como podemos apreciar el sentimiento reconfortante para el narrador al encontrarse
acompañado en la circunstancias extrema de estar con el constante miedo a
volver a ser dañado física o moralmente.
La constitución del ambiente psicológico entre
ellos, parte con la necesidad que tiene cada personaje de recibir amparo y comprensión
ante la situación en que se encontraban. Al encontrarse en Tejas Verdes, el
ambiente era denso, crudo y terrorífico para los prisioneros. Es por esto que
ellos necesitaban expresarse y comunicarse entre sí, de este modo, compartir
sus puntos de vista con respecto a lo que vivían y sus estados emocionales dependientes de los
sucesos que ocurrían a medida que avanzaba su estadía en el lugar, en otras
palabras, se buscaba el sentimiento de compañerismo y solidaridad.
Sin embargo, esta idea de compañerismo no
siempre obtenía resultados positivos en relación al estado de ánimo de los
prisioneros, ya que, el constante contacto físico y psicológico excesivo entre
ellos generaba una actitud de rechazo y disgusto con respecto a la convivencia,
lo que se entiende perfectamente, dadas las condiciones de encierro y el
reducido espacio que poseían día a día dentro de la cabaña. Esto se puede
apreciar con las siguientes dos citas “la convivencia entre nosotros se ha
vuelto muy asfixiante. Entre algunos casi no nos hablamos” (Valdés 151).
Detestamos nuestros temores, nuestros hedores,
nuestros ruidos, nuestra hambre, las expresiones de angustia mil veces
repetidas por lo que va a sucedernos, por lo que habrá sucedido con todos esos
familiares y compañeros que afuera no saben si estamos vivos o muertos. Nos
peleamos por la comida, por el pan, nos robamos unos a otros las mejores
frazadas. (Valdés 151).
Esta
cita nos deja muy en claro que la convivencia entre prisioneros se volvía
incómoda y cada vez más difícil de llevar a cabo. Esto principalmente gracias a
las precarias condiciones físicas en las que se encontraban los prisioneros y
el constante miedo psicológico que habitaba en sus mentes todos los días.
Bibliografía:
Valdés, Hernán. Tejas Verdes. Santiago: Taurus
Ediciones, 2012. Impreso
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