domingo, 13 de marzo de 2016

Tejas Verdes, Hernán Valdés

Tejas Verdes
Hernán Valdés

Este informe responde a preguntas basadas en el relato “Tejas verdes”, el cual muestra principalmente la represión de la dictadura chilena vista desde  la experiencia de un individuo, su vivencia personal, un hombre que vivió en carne propia el cautiverio, la tortura y el temor. Y como fue capaz de recepcionar esta experiencia con sus pensamientos hasta ese entonces y su forma de vivirla.

La obra de Hernán Valdez muestra, en muchas ocasiones, la violencia vivida por el autor, el sufrimiento y la desesperación a la que fue sometido, dadas sus condiciones de cautiverio, la constante represión que vivió y claramente la violencia física y psicológica que le proporcionaron en el cautiverio.

Una de las citas que muestra con mucha claridad la condición de violencia que vivió es la siguiente: Otro me enrosca un cable en cada uno de los dedos gordos de mis pies mojados. Hay un brevísimo silencio y luego siento un cosquilleo eléctrico que me sube hasta las rodillas. Grito, más que nada por temor. Me insultan, como escandalizados por mi delicadeza. Siento un desplazamiento de aire al lado mío y alguien me da, con toda la fuerza que es capaz un brazo, un puñete la boca del estómago (Valdés 161).

Esta cita señala con mucha fuerza una tortura en la cual se utiliza la electricidad como el medio para causar dolor y superioridad ante el torturado, en este episodio el narrador se encuentra en un interrogatorio, en el cual se destacan los golpes, insultos, humillaciones y en este caso, el narrador debe resistir estos golpes eléctricos en su cuerpo, luchar por no perder la noción y lograr levantarse cada vez que la corriente lo hacía caer al piso, ya que era lo que le exigían los torturadores.
Otra cita es la siguiente, “Me sientan en una silla y me atan fuertemente cada mano contra la parte superior de las patas y los tobillos contra la parte inferior. Me sacan los lentes y me conminan a no abrir los ojos mientras me arrancan de tirones violentos las telas adhesivas, posiblemente con buena parte de mis pestañas.”(Valdés 27). La cita muestra de primer momento como es condicionado a realizar actos que no desea realizar, en este caso, en cuanto el narrador llega a este calabozo y es atado por primera vez a una silla. Este debe aguantar el dolor de las fuertes ataduras y la desesperación de la incapacidad que tiene para defenderse. Con esta sola acción lo privan de su libertad física y de pensamiento, esto es una clara muestra de cautiverio.

La última cita que contiene el aspecto de represión comienza con la voz de un militar: “—Ustedes son prisioneros de guerra. Al menor intento de fuga, aquí disparamos al cuerpo. Nada de advertencias, nada de balas al aire” (Valdés 57). Se nos muestra explícitamente cuando un represor se dirige hacia los prisioneros, al llegar a “Tejas  Verdes”,  amenazándolos de muerte, si es que intentan escapar. Esto es una demostración de control absoluto sobre la forma de actuar de los prisioneros, es por esto que se ve representada una clara demostración de represión al verse el narrador obligado a realizar acciones sin su consentimiento.

Sin duda alguna el narrador vive experiencias únicas que no se igualan en ningún aspecto a su vida, antes de entrar en cautiverio.

El narrador, al ser sometido a un tipo de torturas tan denigrantes, de a poco en su encierro va adquiriendo cambios en su conducta, como por ejemplo; sumisión, obediencia, terror, miedo, angustia y muchos otros sentimientos que lo van acostumbrando a vivir una cotidianidad así. Esto va generando una baja en su autoestima, se acostumbra a obedecer todo acto que le impongan con tal de no recibir más dolor del que ya siente o ha sentido anteriormente. Estas vivencias generaron un sentimiento de inferioridad antes los represores en el autor. Esto hizo que su pensamiento cambiara luego de salir de esta condición, ya que al exponerse a una situación tan deplorable para su humanidad generó una desvalorización completa para sus derechos como ser humano. La inseguridad fue aumentando en su persona. El terror y miedo que le causa pensar en volver a estar en la misma situación es capaz de generar una conducta nueva en él, menos libre, menos expresiva de pensamiento y mucho menos parecida a su vida de antes.


El narrador relata cómo desde un comienzo va formando distintos tipos de lazos con sus compañeros. Dada las mismas condiciones que se tienen entre prisioneros, se va formando un sentimiento de igualdad con respecto a la vulnerabilidad en que se encuentran, y por esto mismo surge el compañerismo entre ellos. Es así como las condiciones deplorables que comparten estos prisioneros en una misma cabaña, van condicionando instintivamente a los prisioneros a entenderse y apoyarse entre su misma vulnerabilidad, para obtener algo de confianza y seguridad al compartir los distintos pensamientos que van surgiendo en la historia solo por el hecho de encontrarse en esa situación. Un claro ejemplo de esto es la siguiente cita:

 “Suspiro, un poco reconfortado por esta proximidad humana, por esta nueva y primitiva sensación de solidaridad. Pero el viejo, el <<gordo>> y algún otro comienzan prontamente a roncar de un modo cavernario. Estoy demasiado cansado y adolorido como para percibir alguna imagen de mi vida. Mis sensaciones están embrutecidas. El terror continúa allí, subyacente, listo para expandirse” (Valdés 58-59).

Es así como podemos apreciar el sentimiento reconfortante para el narrador al encontrarse acompañado en la circunstancias extrema de estar con el constante miedo a volver a ser dañado física o moralmente.
La constitución del ambiente psicológico entre ellos, parte con la necesidad que tiene cada personaje de recibir amparo y comprensión ante la situación en que se encontraban. Al encontrarse en Tejas Verdes, el ambiente era denso, crudo y terrorífico para los prisioneros. Es por esto que ellos necesitaban expresarse y comunicarse entre sí, de este modo, compartir sus puntos de vista con respecto a lo que vivían y  sus estados emocionales dependientes de los sucesos que ocurrían a medida que avanzaba su estadía en el lugar, en otras palabras, se buscaba el sentimiento de compañerismo y solidaridad.

Sin embargo, esta idea de compañerismo no siempre obtenía resultados positivos en relación al estado de ánimo de los prisioneros, ya que, el constante contacto físico y psicológico excesivo entre ellos generaba una actitud de rechazo y disgusto con respecto a la convivencia, lo que se entiende perfectamente, dadas las condiciones de encierro y el reducido espacio que poseían día a día dentro de la cabaña. Esto se puede apreciar con las siguientes dos citas “la convivencia entre nosotros se ha vuelto muy asfixiante. Entre algunos casi no nos hablamos” (Valdés 151).

 Detestamos nuestros temores, nuestros hedores, nuestros ruidos, nuestra hambre, las expresiones de angustia mil veces repetidas por lo que va a sucedernos, por lo que habrá sucedido con todos esos familiares y compañeros que afuera no saben si estamos vivos o muertos. Nos peleamos por la comida, por el pan, nos robamos unos a otros las mejores frazadas. (Valdés 151).

 Esta cita nos deja muy en claro que la convivencia entre prisioneros se volvía incómoda y cada vez más difícil de llevar a cabo. Esto principalmente gracias a las precarias condiciones físicas en las que se encontraban los prisioneros y el constante miedo psicológico que habitaba en sus mentes todos los días.

Bibliografía:

Valdés, Hernán. Tejas Verdes. Santiago: Taurus Ediciones, 2012. Impreso


No hay comentarios:

Publicar un comentario