domingo, 13 de marzo de 2016

Procesos Sociales II: Chile

PROCESOS SOCIALES II: CHILE.


Si nos situamos en la década de los años 70 (Siglo XX), veremos a la sociedad chilena inserta en un gobierno socialista, estatista y  con un líder de clara visión izquierdista. Nos referimos a Salvador Allende. Presidente que buscaba la nacionalización de muchas actividades que se encargaban de sustentar al país, que proyectaba al Estado como interventor principal en los ámbitos sociopolíticos y económicos del país.

Sin embargo, el perfil de Salvador Allende no congeniaba del todo con un cierto grupo de la nación chilena. No debemos olvidar que la población mundial se encontraba en unA situación que mantenía a esta dividida en dos polos: Socialistas vs. Capitalistas, (URSS VS. EE.UU.) Situación que mantenía a EE. UU. Al tanto de la mayoría de los acontecimientos y decisiones políticas que se realizaran Chile por temor a una revolución socialista que pudiera alterar a una buena parte de otras naciones en Latinoamérica o más aún, América en general. Es por esto, que junto con la ayuda sociopolítica y económica de EE. UU, agentes importantes del ejército chileno (entre ellos Augusto Pinochet) y las fuerzas de este mismo, se lleva a cabo el golpe de Estado de 1973, despojando en todos los ámbitos el poder al mando de Salvador Allende y llevando a su fin el gobierno y proyecto socialista que alguna vez se proyectó para Chile.

Dado esto, el país se vio envuelto en un nuevo gobierno, con nuevas proyecciones y nuevas políticas. Entre ellas, la desintegración del cuerpo del congreso de Chile, la instauración de un gobierno militar llevado a la cabeza por un general de parte del ejército: Augusto Pinochet. La prohibición de partidos políticos con ideales contrarios al gobierno militar (ideas políticas de izquierda) y una de las más influyentes: la instauración de un sistema económico neoliberal, junto con la privatización de empresas, las que en algún momento fueron estatales en el gobierno anterior, pasaban a manos de privados (ámbitos como la salud, la previsión de las pensiones, etc.) Algo que llevó al país a una situación completamente nueva, a una liberalización del mercado, viviendo cada vez más cerca lo que realmente significaba el capitalismo en la esfera económica. Chile, comenzaba a tomar las riendas de un sistema extranjero con nuevos desafíos acompañados de la tecnología, abertura a nuevos negocios y oportunidades en el ámbito económico. Pero también significó el fin de la gratuidad en muchos ámbitos que era indispensable en un gran sector social, o la marginación de algunos sectores (principalmente bajos) que no se vieron beneficiados como otros, del sistema capitalista, llevándolos a la pobreza y exclusión socioeconómica. Todo esto, acompañado al descontento político de muchos grupos sociales (sobre todo movimientos como la Unidad Popular, el MIR, etc.) que no aprobaban el nuevo sistema del gobierno militar, los cuales además de divergir en el modelo del sistema económico imperante, afirmando el beneficio de pocos y el “robo” de muchos (política del “chorreo”), no concordaban con las políticas y medidas aplicadas para reprimir a los grupos opositores, junto con esto las múltiples violaciones a los Derechos Humanos y atropellos a la dignidad chilena.

Es por esto, que el objetivo de este ensayo, es analizar e identificar los principales desafíos a los que se ve enfrentado el país con respecto a esta nueva imposición de un modelo económico neoliberal. Dando a conocer los “Pro” para el país, enfocándonos en la apertura de este a nuevos mercados y los “contra“, centrándonos principalmente en los traumas vividos (atropellos a los Derechos Humanos y la doctrina del “shock”) en el gobierno militar de Augusto Pinochet, y muchos otro factores que formaron parte de esta etapa de la historia, junto con los problemas principales que vivió la población dadas las circunstancias de una dictadura, en el ámbito económico y político, destacando además el papel que jugó la Unidad Popular en el ámbito político previo a este gobierno militar al verse frente a un sistema de vida, un nuevo gobierno y un nuevo modelo económico.

Para comenzara analizar, es importante tener en cuenta como y de qué manera el contexto internacional influía de mayor manera en tierras chilenas. Pues, Estados Unidos, a partir de la década de 1950, se encontraba desarrollando una política de formación militar y un apoyo que prometía incondicionalidad a América Latina con el fin de evitar la expansión de ideas socialistas provenientes del bloque soviético. Y así mismo fue como los militares chilenos, conociendo y enfocando sus intereses envueltos en este espectáculo bipolar internacional, debían tomar decisiones al respecto. Se vieron enfrentados a  nuevas ideas de guerra y caminos para derrotar a un nuevo enemigo, el cual había surgido por disputas ideológicas. Algo que lo transformaba en “enemigo interno” dentro de la propia nación. Idea que se puede apreciar con un gran trasfondo en el texto de Gárate. Al igual que la idea de “extirpar” el estatismo que se había instaurado en el gobierno de la Unidad Popular, acabar con la noción socialista que este gobierno se había encargado de instaurar pero siempre y cuando no rompiera la política económica que se conocía desde hace unos cuarenta años atrás. Ya que, existía un sentido de “restauración de la nación”, afirma Gárate, la idea de retorno a la normalidad, la cual, se pensaba, había sido alterada por el gobierno de la Unidad Popular. Cabe destacar, que por más que la Unidad Popular fuera desaprobada e incluso catalogada muchas veces como ineficiente, por parte del gobierno militar, no cabe duda que esta, contaba con una destreza innegable para construir un imperio socialista en el país, es por esto que se le catalogaba también como una alternativa peligrosa y con una convicción muy capaz de lograr el objetivo, en caso de que hubiera continuado el gobierno de Salvador Allende. Este planteamiento, lo podemos argumentar y sustentar con mucho énfasis en la siguiente cita de Winn: “En este sentido, la Unidad Popular contaba tanto con ese poder como con la destreza de su líder para generar una estrategia que condujera a Chile al socialismo”. (Winn, 2013: 53)

No obstante, debemos instruirnos en relación a cuando se pensó instaurar este modelo neoliberal en Chile. Algo que, desde un principio no surge como una prioridad dentro del ejército chileno, es más, sólo se buscaba acabar con el gobierno de la Unidad Popular con el objetivo de encontrar el orden nacional que no se estaba logrando con el gobierno de Salvador Allende. Esto mismo podemos sustentar y argumentarlo con las siguientes citas de Manuel Gárate: “Al momento de dar el Golpe de Estado de septiembre de 1973, los militares no contaban con un proyecto económico consensuado ni menos ni menos un modelo fundacional del país. Ello se fue constituyendo durante los primeros meses”(…) “el objetivo inicial de los militares alzados en contra del gobierno de la Unidad Popular era, en sus propias palabras, restablecer el orden social y económico, la unidad nacional y darle la fuerza suficiente al Estado chileno para resistir cualquier agresión externa o interna” (Gárate, 2012: 183).
Cabe destacar, que los oficiales golpistas poseían bastante interés y afán de mantener un orden que no se lograba constituir en el gobierno anterior, es más, era lo que más poseían, debido a que no tenían una mayor técnica de cómo lograr un sistema económico perfecto e imperante. Aún más, es prudente atrevernos a decir que el gobierno militar fue constituido más bien de una manera “improvisada”, es decir, al mando de agentes con una experiencia socioeconómica reducida.
Ante esta  situación, entra en juego la ayuda de los asesores civiles y los economistas de Chicago, ya que no se contaba con economistas capaces de constituir este modelo económico neoliberal. Esta situación de deficiencia, cada vez se volvía más urgente y demandante para Chile.

A medida que fueron avanzando los años en el gobierno militar, imponía cada vez con más fuerza el modelo neoliberal. En un comienzo, este partió con la idea antiestatista, pero luego de esta,  se intensificó la política antiinflacionaria, la cual buscaba acabar con la inflación de los precios, que supuestamente había dejado programas de la Unidad Popular como la CORFO. Sin embargo, con los años, este sistema económico comenzaba a tener como prioridad  la apertura a nuevos mercados junto con la liberalización de este, la reducción drástica del gasto público, la intervención mínima del Estado en la economía del país, la privatización de empresas y un control más que estricto en las relaciones laborales. Estas nuevas medidas buscaban formar un perfil de una nación que defendiera la propiedad privada tanto como la libertad de la misma nación.

El gobierno militar, sin duda alguna, se encargó de hacer notar una gran diferencia con relación al gobierno militar. Cabe destacar que Chile fue el primer país en que se instauró el neoliberalismo después de Estados Unidos, dejando a Chile en un escenario político internacional, el cual era muy observado desde afuera. Se buscaba un modelo económico moderno, de una nación con una apertura económica que supiera negociar con mercados extranjeros. Pero, la poca intervención del Estado,  significaba también otra situación muy importante: las empresas en manos “unos pocos”, es decir, en manos de privados. Algo que entra en una disputa ideológica. Lo que antes pertenecía a “todos” por el simple hecho de pertenecer al Estado, de una etapa a otra pertenecía a un grupo reducido de personas que con una gran posibilidad, poseían mucho dinero.
Es precisamente gracias a esta situación en donde se plantea la verdadera intención del nuevo modelo económico. ¿Se buscaba una nación con nuevas oportunidades y mejores oportunidades de vida con estas liberalizaciones del mercado, o simplemente era una nueva doctrina para que las pertenencias de los chilenos pasaran a manos privadas para enriquecer a unos pocos? Esta disputa, se encargó de desencadenar muchos términos. Entre ellos la política del “chorreo”,  la cual afirmaba que sólo unos pocos poseen privilegios al estar insertos en este modelo neoliberal y el resto del pueblo recibe lo que “chorrea” de estos magníficos privilegios que  goza sólo una parte de la sociedad.
Dada esta situación, mencionada anteriormente, podemos desprender el primer desafío al cual debió verse enfrentada esta parte de la población chilena en respuesta al modelo económico liberal. El recibir el “chorreo” de los “más ricos”. Con respecto a esta situación desigual se han formado muchas opiniones. Como por ejemplo, que la desigualdad es necesaria para poder incrementar el desarrollo del país o también la gran injusticia que significa que sólo unas manos privadas tengan como propiedad, lo que debería pertenecer a todos los chilenos. Esta convergencia, con el sólo hecho de existir es un desafío que debió enfrentar la nación por consiguiente. Ambas ideas se acrecentaron a lo largo de la historia formando movimientos políticos fuertes y con ideas sólidas. Un principal objetivo dentro de este desafío mayor, es la tolerancia dentro una misma nación. Como bien hemos analizado, pudimos dar cuenta que Chile enfrenta posturas diferentes pero ambas con argumentos firmes y coherentes. Es por esto, que lidiar con grupos tan divergentes en una época tan crítica fue un gran desafío para la población chilena.

Por otro lado, no debemos olvidar un ámbito muy importante en esta etapa de la historia nacional: la represión selectiva y la influencia de la policía secreta del régimen, nos referimos a la DINA. Esta organización se encargó principalmente de combatir opositores del régimen militar, todo aquél que se declarara o se sospechara de pertenecer a alguna organización opositora o simplemente de poseer ideas contrarias al gobierno imperante de Augusto Pinochet, podía ser capturado, detenido, torturado e incluso desaparecido para luego hallarse muerto. Todos estos acontecimientos constituyeron un temor general en la población, temor que permitió la abstención de una voz general de opiniones contrarias al régimen, evitando a la vez cualquier tipo de contestación social a las medidas económicas. Por lo que entendemos, una de las principales razones que se toma en cuenta para “explicar” estas medidas de control social, fue el que hubiera sido imposible llevar a cabo un nuevo modelo económico neoliberal sin un marco represivo coherente con la rapidez que se necesitaban para estar acorde a los impuestos que emanaban desde el poder central.
Es por esto, que con respecto a esta situación, podemos afirmar que el modelo neoliberal instaurado, se realizó en base a una doctrina más bien “autoritaria”, ya que, si analizamos desde un principio, nos encontraremos con un régimen que comenzó con imposiciones, llevadas a cabo por un sólo grupo imponente. En primer lugar, se impuso un gobierno, arrebatando todo tipo de ejercicio en política que fuera contraria a este nuevo gobierno. Se impuso un modelo económico neoliberal, decisión tomada sin el consentimiento del pueblo chileno, sólo de un grupo reducido que controlaba este ámbito económico.  Y hasta es prudente atrevernos a decir que este modelo económico fue impuesto desde un principio con una noción individualista. Tanto como los creadores e impulsores de este, como las ideas que propagaban e incitaban a seguir en relación al comportamiento económico de la sociedad. Esta idea muy bien podemos sustentarla y argumentarla con la siguiente cita de Portales:

“Nuestra cultura autoritaria, dado que se desarrolla en el marco de un sistema económico-social neoliberal, se complementa también con valores profundamente individualistas. La destrucción o neutralización de las organizaciones sociales intermedias unida al establecimiento de sistemas de salud y previsión social completamente individualistas y a la promoción de los medios de comunicación y de la sociedad, en general, del individualismo, el consumismo y el materialismo”. (Portales, 2000: 446)

Además de evidenciar en la cita anterior la actitud y noción autoritaria que envolvía a los creadores de este nuevo sistema, podemos volver, incluso, a la “política del chorreo”, por lo mencionado anteriormente: el individualismo y el materialismo. Estos dos factores influyeron directamente en la convicción de los privados para llevar a cabo este sistema neoliberal. Si no hubiera sido por su afán materialista e individualista, probablemente lo que hoy le pertenece a ciertos agentes privados reducidos, sería propiedad de todos los chilenos (o de una buena pare de todos los chilenos).

Algo que también es importante destacar en la formación e instauración de este nuevo sistema económico es la “doctrina del shock”. Esta, consiste en llevar a cabo un proyecto, dadas las circunstancias de shock de muchos individuos que forman parte de la nación. En este caso, cabe la situación del shock provocado por el golpe militar, acompañado por el bombardeo del palacio de La Moneda, el asesinato del Presidente de la República y el cambio abrupto de gobierno que se realizó en un reducido tiempo, enfatizando por sobre todo, que el país estaba en un gobierno “inútil”, con pocas oportunidades, abundante pobreza y deficiencia. Por lo que el Gobierno militar “salvaría” a la nación del “cáncer marxista”.Estos hechos, constituyeron un shock importante. Este, al tener tanta magnitud, provocó una abertura de gran tamaño en la mente de las personas, esta abertura fue de tal calibre, que llevó a una pronta aceptación del nuevo modelo de vida, en este caso; un nuevo gobierno político, un nuevo Presidente de la República y un nuevo sistema económico.

Es por esto, que con este planteamiento encontramos otro desafío importante para la historia de nuestro país, en esta época. El enfrentarse de pronto a una nueva forma de vida, tanto socioeconómica como política. El país comenzaba a insertarse en nuevos caminos económicos y cambios políticos importantes. Algo no menor, tomando en cuenta el gran contraste que hacía converger un gobierno con otro. La población chilena vivía serios cambios en su forma de vida y cotidianeidad, por lo que debió enfrentarse a un escenario complejo y adverso. Sin embargo, mentiríamos si decimos que el chileno no logró acostumbrarse. Por más que siempre existió un terror provocado por la DINA, la población cada vez tomaba más fuerza para organizar sus vidas en cuanto al nuevo orden político y económico.

El gobierno militar de Augusto Pinochet fue una etapa de quince largos años muy particulares, caracterizados por no tener un régimen del todo democrático (prácticamente sin democracia), con una serie de nuevos cambios económicos que llevaron a cambiar la forma de vida de las personas en esta época, pero por sobre todo, los incontables atropellos a los Derechos Humanos. Fue tanto el terror causado por la policía secreta del gobierno que la sociedad no mantenía un ambiente grato y de paz entre ciudadanos. Esta época se caracterizó por vivir con un temor constante, acompañado del sufrimiento de perder a un ser querido o conocido en los miles de casos de detenidos desaparecidos en esta época de dictadura militar.

Si hay algo que caracteriza a todos los agentes que fueron parte de esta parte de la historia, es la huella y la marca que estas adquirieron producto de este gobierno. Es más, podríamos a atrevernos a hablar de traumas comunes desarrollados en los 15 años que duró el gobierno militar en Chile. Incluso para los que estuvieron de acuerdo desde un principio con esta doctrina política. Esto mismo podemos evidenciarlo y argumentarlo en la siguiente cita de Moulian: “Lo que había sido, para muchos, una fiesta, se convirtió en un drama traumatizador que dejó hondas cicatrices en la sociedad”. (Moulian, 1993: 281) Esto se ve evidenciado, dadas las situaciones posteriores. Pues, una vez que en 1988 gana la opción “NO” en el determinado plebiscito, la democracia tarda en llegar por completo dentro de una “normalidad”. Más aún, hoy en día, tampoco se ha llegado a una plena democracia, debido al sistema binominal para elegir a nuestros representantes. Algo incoherente con el término que conocemos por “democracia”. Sin embargo, poseemos mucho más de lo que se vivió desde 1973 hasta 1988 en Chile. Lo único que podemos afirmar con certeza, es que a partir de 1989, la historia dio un paso adelante en la vida de los chilenos.  Como bien podemos apreciar en la cita de Silva: “El triunfo de la coalición de la Concertación en las elecciones presidenciales de diciembre de 1989 marcó el comienzo de una nueva era en la historia política de Chile” (Silva, 2010 193). Luego de tantos años insertos en un mismo gobierno de carácter autoritario, la noción de cambio, fue una sensación inevitable.

  
Bibliografía:

  • Peter Winn, La revolución Chilena (Santiago: LOM, 2013) Cap. IV. La Revolución Chilena.
  • Tomás Moulian, La forja de las ilusiones: El sistema de partidos 1932-1973 (Santiago: Universidad ARCIS/FLACSO, 1993), cap. “La Unidad Popular: fiesta, drama y derrota”.
  • Manuel Gárate, La revolución capitalista de Chile (1973-2003) (Santiago: Universidad Alberto Hurtado, 2012), cap. "El régimen militar y su proyecto socioeconómico.
  • Felipe Portales, Chile: Una democracia tutelada (Santiago: Editorial Sudamericana, 2000), capítulo XIV: “La consolidación de una cultura autoritaria e individualista.
  • Patricio Silva, En el nombre de la razón: tecnócratas y política en Chile (Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales, 2010), cap. 6: “La Concertación y la democracia tecnocrática”.


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