Esta cita corresponde al narrador principal de esta historia. Nos habla de la
ciudad de Medellín como una ciudad habitada por seres que no tienen futuro. Con
“no tener futuro” nos referimos a no tener una vida segura o un respaldo que
entregue certeza de seguridad.
Es por las condiciones de la realidad que viven
en Medellín, que adoptan, casi naturalmente una vida insegura y vaga que se
configura básicamente en asesinatos, enfrentamientos violentos y una perspectiva
miserable de la vida. ¿Por qué decimos miserable? Porque la vida de un sicario
se reducía a asesinatos por encargo, muchas veces por traficantes. El tener que
realizar el acto de matar por dinero y a “sangre fría”, sin ningún tipo de
piedad o consideración, esto se sustenta y argumenta directamente con la
siguiente cita del relato: “Lo que sea. Yo a este mamarracho lo quisiera
matar”. “Yo te lo mato-me dijo Alexis con esa complacencia suya atenta siempre
a mis más mínimos caprichos-. Déjame que la próxima vez saco el fierro”
(Vallejo 25).
Cuando
en la cita, se nos habla de “vivos muertos”, que deben caminar por las calles
de la ciudad como lo dice en la cita, se está haciendo referencia
(principalmente) a los sicarios de Medellín y sus vidas muertas que deambulan
por la ciudad, que deben ganarse la vida, día a día matando gente por encargo, esto
se argumenta directamente con los siguientes dos fragmentos:”te voy a decir qué
es un sicario: un muchachito, a veces un niño, que mata por encargo” (Vallejos
9). “Y un día, cuando más lo quería, cuando menos lo esperaba, lo mataron, como
a todos nos van a matar”. (Vallejo 9). En este caso, las citas pertenecen al
narrador refiriéndose a uno de sus amores “Alexis”, un joven sicario de 17 años
que muere tras ser asesinado por un “ajuste de cuentas”, suceso común en
Medellín, sobre todo para los sicarios. Tenían un azaroso destino, poniendo sus
vidas a la suerte, con el simple hecho de poner un pie en la calle, por el
hecho de pertenecer a esa vida, el futuro era incierto y riesgoso.
Cuando
hablamos de “vidas muertas”, (volviendo al tema anterior) nos referimos
prácticamente a vidas con un vacío, sin propósito final, los sicarios son
conscientes (principalmente de corta edad) que pueden morir en cualquier
momento producto de lo mismo que ellos causan en la sociedad, por un asesinato.
Vidas sin amor propio, sin cuidado, exponiéndose a la muerte cotidianamente. Es
así como la ciudad de Medellín representa el papel de ciudad “muerta”, inundada
por la violencia, el tráfico y destinada a las innumerables muertes que
ocurrían día a día.
2)
En el relato, la vida religiosa se encuentra presente todo el tiempo, ya que, los
sucesos van de la mano con un enfoque profundo a la vida creyente como forma de
“auxilio” y escucha para la población de la ciudad y especialmente los sicarios,
es así como se da la imagen de la
Virgen “María Auxiliadora” como un símbolo espiritual para
los sicarios de Medellín que abarcaba a gran parte de los habitantes. Esto se
puede apreciar y por lo tanto, argumentar la idea anterior con la siguiente
cita extraída de la novela:
”Entre la multitud anodina de de viejos y viejas busqué a
los muchachos, los sicarios, y en efecto, pululaban. Esta devoción repentina de
la juventud me causó asombro. Y yo pensando que la iglesia andaba en más
bancarrota que el comunismo… Qué va, está viva, respira”. (Vallejo 15)
Desde
un principio, se nombra la
Iglesia como un componente importante y profundo para el
narrador, junto con sus recuerdos de los pesebres que se instalaban en sus
recuerdos, una imagen muy fuerte de la virgen, como “madre de todos”, además de
las peregrinaciones todos los Martes, a las que asistía Fernando en diversas
ocasiones.
Un
punto importante sobre el tema de la vida religiosa dentro de la historia, es
cuando se afirma que, Alexis, el
enamorado del narrador, lleva colgados en su cuerpo tres escapularios como
todos los sicarios, se supone, lo hacían. Uno en el cuello, otro en el
antebrazo y otro en el tobillo, que son: uno para que les den el negocio, para
no fallar la puntería y para que les paguen. Se puede mostrar como en este
acto, se confía la suerte en la vida diaria del sicario en la ayuda de Dios
para sus planes de la vida que llevaban, es así como se concebía la imagen de
la religión para ellos.
Cuando hablamos de una relación entre la
vida religiosa y la violencia dentro de la novela, podemos decir que se
constituye principalmente por la imagen y concepto de ayuda y amparo que
conciben los sicarios de Medellín de la Virgen , se crea un lazo muy fuerte de Fe, con
relación a lo que ellos desean y anhelan para sus vidas, confiando sus deseos y
experiencias como una señal de auxilio a la Virgen , quien sería un símbolo fundamental para
los sicarios que se vieran envueltos por la iglesia. Este lazo, se crea a
través de la oración. Esto se puede observar y sustentar del siguiente
fragmento del relato, correspondiente a un momento de oración hacia la Virgen de parte del
narrador:
“Virgencita niña,
María Auxiliadora que te conozco desde mi infancia, desde el colegio de los
salesianos donde estudié; que eres más mía que de esta multitud novelera, hazme
un favor: Que este niño que ves rezándote, ante ti, a mi lado, que sea mi
último y definitivo amor; que no lo traicione, que no me traicione, amén”
(Vallejo 15).
Si bien, el fragmento no correspondía
propiamente a la de un sicario (con respecto a la Fe de los sicarios, idea anterior), podemos
apreciar la confianza que se le tiene a la Virgen con respecto a su auxilio y ayuda para los
que creían en ella. En este caso, también se puede apreciar a Alexis en ese
momento cuando rezaba a su lado. También, de todos modos, esto nos afirma y
asegura la Fe que
sostenía un sicario (Alexis) ante la
Virgen al rezar con la misma convicción y fuerza que sostuviera
en narrador en el fragmento.
Bibliografía:.
Vallejo, Fernando. La Virgen de los Sicarios. México D.F.: Punto de
Lectura, 2015. Impreso
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