Historia de la Modernidad
1) Harvey, nos
habla de un período de posguerra, claramente después de la Segunda Guerra
mundial, transformando al fordismo, como un “boom de posguerra”, expandiéndose
mundialmente.
Este proceso llevó luego a
lo que conocemos como postfordismo, que traía consigo el Estado Neoliberal, en
la segunda mitad del Siglo XX. Este se caracteriza por el trabajo en fábrica
con unaestructura de producción en línea, con tareas
repetitivas, cortas y específicas para cada trabajador. Esto se realizaba en iindustrias
desarrolladas y perfeccionadas durante la Segunda Guerra
mundial, siendo “mecanismos propulsores del crecimiento económico centralizados
en una serie de regiones de gran producción de la economía mundial”. Este
proceso se caracterizó por concentrar una mano de obra privilegiada y
consumidora, ya que hubo un proceso de reconstrucción, de renovación de las
infraestructuras y expansión geográficas por la suburbanización.
Sin embargo, el crecimiento se apoya sobre
varios actores, uno de ellos el Estado, quien asume nuevos papeles para
asegurar la realización de condiciones propicias a una producción capitalista,
busca favorecer el desarrollo de un clima económico estable, un aumento de los
niveles de vida, un compromiso en las relaciones salariales y en el bienestar.
Pues, el Estado desempeña un papel específico en el modo de regulación que
permite la difusión del fordismo y con posterioridad el postfordismo y su
estructura lineal de trabajo en las industrias. Este sistema en los años de
posguerra es más bien una “forma de vida” en la producción diaria, que sólo un
sistema de producción, la cual implicó una uniformización y una masificación de
la producción, una “nueva estética” de la economía.
Es así como podemos relacionar la
modernidad económica con este proceso, la modernidad económica se forma por
este proceso capitalista, se caracteriza por el auge de esta masificación y
expansión de la producción. El postfordismo permitió la expansión del comercio
mundial y de las inversiones internacionales, sus nuevas tecnologías que
masificaban la producción, lo transformaba en algo novedoso y dinámico a nivel
global. Esto, caracteriza profundamente los aspectos que caracterizan a la
modernidad económica, un contexto que trajo ciclos de crecimiento y de negocios
mundializados que favorecieron a un crecimiento global estable y una nueva
cultura internacional. Según señala el autor, La difusión de este proceso
ocurrió bajo una hegemonía económica, respaldada por el poder militar, de los
Estados Unidos, que forjó el contexto “de regulación económico-política
internacional”, también el marco geopolítico y muchas otras situaciones a favor
que permitieron su expansión.
Aunque
este proceso se caracterizó por un
pleno éxito, la modernidad económica también trajo consigo un problema
de marginación mundial, que fue provocada por los procesos fondistas y
postfordistas. Este nuevo tipo de capitalismo causaría una ola de tensiones y
descontentos. Sobre todo en el contexto de la segunda mitad del Siglo XX, los
trabajadores postfordistas, que se encontraban excluidos de la nueva cultura
consumista (muchos sin formar parte de los sindicatos) ya que no eran
privilegiados con sus salarios y su papel estaba ligado a ser parte del sistema
de la industria al realizar su trabajo pero sin una digna recompensa económica ,
se convirtieron en la prueba más clara de reproducción de desigualdad dentro
del mercado laboral y el descontento frente a la acción estatal, esencialmente
ligada a la productividad laboral que confluyeron en un fuerte movimiento
político-cultural de resistencia. Es así como se crea el concepto del “Tercer
Mundo”, este es uno de los aspectos más importantes dentro de la modernidad
económica. A pesar del desarrollo de la ciudad por las grandes industrias, las
nuevas tecnologías del postfordismo que aumentaban mayoritariamente la
producción, había un sector vulnerable, los marginados de este sistema
capitalista, victima de la opresión, de la dominación de parte de los que
controlaban este sistema y eran privilegiados de recibir de los frutos del
capitalismo.
2) El
Estado-benefactor, en un principio, contaba con la definición de “producto
inevitable de la lógica democrática”, esto, gracias a la idea que sostenía que
los servicios sociales beneficiaban a todos. Pero a medida que avanzaba el
Siglo XX, más bien por el año 1980, la realidad niega este proceso. Es más, el
consenso que apoyó las políticas del
Estado-benefactor, hoy apoya las políticas contrarias que se basan en la
reducción de las prestaciones sociales del Estado.
Bauman,
explica una paradoja en que la sociedad democrática, gracias al Estado
benefactor, termina apoyando el aumento de la desigualdad. El autor lo explica
por un cambio de comportamiento del “votante medio”. Antes, el individuo
apoyaba las políticas del Estado-benefactor por falta de seguridad en su
situación económica a largo plazo. Pero ahora, este cuenta con su participación
a la forma privada de prestaciones para garantizar su seguridad.
Una
de las causas de esta crisis que sufrió el modelo del Estado Benefactor, fue
cuando la percepción de recurrir a la asistencia estatal, fue resultando con el
tiempo, improbable y un sistema de baja calidad, poco atractivo y poco
confiable. Gracias al pensamiento de la degradación de los servicios públicos, estos
atraerían a los “peores profesionales y administradores”(Titmuss y Townsend),
ya que, el Estado realizaba investigaciones de los ingresos, lo que implicaba
la perdida de apoyo de parte del Estado a las clases afortunadas. El Estado ya
no beneficiaba a todos, había una limitación de la ayuda por estas
investigaciones de ingresos. Esto genera una separación entre los que “dan sin
conseguir nada”, nada de ayuda del Estado (afortunados) y los que consiguen sin
dar, es decir los menos afortunados que reciben ayuda del Estado. Este mismo
principio produce también la creación de un estigma para los que recurren a los
servicios sociales. Se crea un acto “vergonzoso” y de automarginación de
recurrir a los servicios Sociales, se podía apreciar inmediatamente como una
persona no afortunada y con menos recursos.
Además,
hay un surgimiento de la sociedad de consumo y de la visión” consumista”, que
valora por sobre todo la elección, el tener variedad para elegir. Es por esto,
que al no haber elección que implicaba
claramente una aceptación de lo que se recibe de los servicios sociales
representaba no tomar en cuenta el valor de la “elección”. Esto, vendría siendo
lo contrario a la lógica del Estado benefactor, este la valora por sobre todo
la “igualdad de necesidad y de derechos”, una contradicción fuerte frente al pensamiento
consumista de “la elección”. Contradicción que al fin y al cabo termina de dar
por ganadora la lógica consumista.
Algo
que poseía sin duda el Estado benefactor era una sobredeterminación, esto
sucedió gracias a que este, durante mucho tiempo fue considerado indispensable
para la democracia. Sin embargo, habían más motivos para su derrumbe, hay un
quiebre en esta sobredeterminación: mientras se le daba interés y confianza al Estado-benefactor, las
necesidades de le economía capitalista coincidían con lo “seguros públicos
propuestos” por parte de este Estado benefactor, es decir, tomaba cada vez más
un carácter capitalista. Esta fue otra de las causas que contribuyó a la crisis
y la posterior caída del Estado-benefactor, ya que este, se encargo de
proporcionar una mano de obra especializada, conforme con las expectativas de
la coyuntura capitalista. Bauman, nos muestra el capitalismo en búsqueda
constante de nuevas fuentes de riqueza. Su economía tiende a reducir los
puestos de trabajo, apoyando firmemente las Bolsas de Valores. El trabajo del
obrero va tomando un papel cada vez menor en el proceso de producción en el
cual (como afirma el autor en el texto) “los negocios se miden por el valor de
sus acciones y dividendos antes que por el volumen de su producción”. Gracias a
esto, el Estado-benefactor parece cada vez menos atractivo, ya que es evidente
la reducción de las necesidades por las empresas de cumplir sus
responsabilidades frente a sus trabajadores. Esto genera una percepción de
desinterés del empleo del obrero por parte del empresario. “El capitalismo
tiende, a largo plazo, a valorar la importancia del desempleo”, Así nos señala
el texto.
Más
tarde se genera una discrepancia entre el capitalismo y las políticas de
prestaciones sociales del Estado-benefactor, lo que lleva a la perdida de
interés del capitalismo en sostener el Estado-benefactor, lo que conllevará su
derrumbamiento.
Hoy
en día, esta percepción de capitalismo casi desapareció. Esto, en beneficio del
desarrollo de una gestión flexible de la mano de obra. Hubo un aumento de la
demanda de trabajo flexible, globalización del mercado del trabajo, etc.
Con
respecto a los desafíos de la esfera política según el autor Arditi, debemos
señalar a un autor dentro del texto, Schmitt. Este autor tiene un conocimiento
sobre de lo político como algo que excede la estructuración institucional de la
política. Es decir, lo político se ve fuera de la esfera propia de la política,
siendo definido como un modo de relación en base a una distinción de un
colectivo entre “los amigos y los enemigos” que va a concretizarse en un
contexto de lucha.
La
política excede entonces el subsistema político, proceso que se acelero en las
ultimas décadas, a través de las luchas ciudadanas, que representan una
participación democrática cada vez mas amplia. Esta ampliación forma de a poco
una nueva migración de la política (después de su primera migración del Estado
absolutista hobbesiano al Estado liberal). La dispersión del poder genera un
escenario polifónico de intercambios políticos a través de la formulación de
distintos proyectos, los cuales son desafíos para la esfera política de la
sociedad:
El
proyecto de neo corporativismo, el cual trataría de desarrollar una especie de
“circuito paralelo” al circuito partidario, a fuera de le esfera de la
democracia representativa, gracias a la institucionalización de las relaciones
entre agencias gubernamentales y grupos de intereses organizados, para
enfrentar la sobrecarga del Estado (exceso de demandas enviadas al Estado).
Otro proyecto que se encontraría como desafío
para la sociedad en su esfera política son los movimientos sociales, que
experimentan nuevos modos de intercambios políticos a fuera de los espacios
institucionales de enunciación política y formas de acción colectiva
tradicional del sistema partidario. De esta forma, lo político se inscribe en
seno de un lugar supuestamente neutro políticamente: la sociedad civil, lo que
da una nueva mirada a lo que conocemos como cultura política.
También
los “movimientos internacionalistas”, estos desafían al limite liberal entre un
afuera y un adentro de los asuntos públicos, como lugar de participación
ciudadana. El afuera de las relaciones exteriores, anteriormente prerrogativa
de los Estados entra en la practica política ciudadana, lo que constituye una
modificación de la cartografía política del Estado-nación. Las fronteras dejan
de confinar absolutamente la política.
Es
con estos proyectos que Arditi, plantea desarrollarlos como desafíos para la
esfera política en nuestra sociedad, que se basan en ampliar la variedad de
participación política de la sociedad y dar más espacios para la interacción de
esta esfera política.
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