domingo, 13 de marzo de 2016

Historia de la Modernidad

 Historia de la Modernidad

1) Harvey, nos habla de un período de posguerra, claramente después de la Segunda Guerra mundial, transformando al fordismo, como un “boom de posguerra”, expandiéndose mundialmente.  

Este proceso llevó luego a lo que conocemos como postfordismo, que traía consigo el Estado Neoliberal, en la segunda mitad del Siglo XX. Este se caracteriza por el trabajo en fábrica con unaestructura de producción en línea, con tareas repetitivas, cortas y específicas para cada trabajador. Esto se realizaba en iindustrias desarrolladas y perfeccionadas durante la Segunda Guerra mundial, siendo “mecanismos propulsores del crecimiento económico centralizados en una serie de regiones de gran producción de la economía mundial”. Este proceso se caracterizó por concentrar una mano de obra privilegiada y consumidora, ya que hubo un proceso de reconstrucción, de renovación de las infraestructuras y expansión geográficas por la suburbanización. 

Sin embargo, el crecimiento se apoya sobre varios actores, uno de ellos el Estado, quien asume nuevos papeles para asegurar la realización de condiciones propicias a una producción capitalista, busca favorecer el desarrollo de un clima económico estable, un aumento de los niveles de vida, un compromiso en las relaciones salariales y en el bienestar. Pues, el Estado desempeña un papel específico en el modo de regulación que permite la difusión del fordismo y con posterioridad el postfordismo y su estructura lineal de trabajo en las industrias. Este sistema en los años de posguerra es más bien una “forma de vida” en la producción diaria, que sólo un sistema de producción, la cual implicó una uniformización y una masificación de la producción, una “nueva estética” de la economía.

Es así como podemos relacionar la modernidad económica con este proceso, la modernidad económica se forma por este proceso capitalista, se caracteriza por el auge de esta masificación y expansión de la producción. El postfordismo permitió la expansión del comercio mundial y de las inversiones internacionales, sus nuevas tecnologías que masificaban la producción, lo transformaba en algo novedoso y dinámico a nivel global. Esto, caracteriza profundamente los aspectos que caracterizan a la modernidad económica, un contexto que  trajo ciclos de crecimiento y de negocios mundializados que favorecieron a un crecimiento global estable y una nueva cultura internacional. Según señala el autor, La difusión de este proceso ocurrió bajo una hegemonía económica, respaldada por el poder militar, de los Estados Unidos, que forjó el contexto “de regulación económico-política internacional”, también el marco geopolítico y muchas otras situaciones a favor que permitieron su expansión.
Aunque este proceso se caracterizó por un  pleno éxito, la modernidad económica también trajo consigo un problema de marginación mundial, que fue provocada por los procesos fondistas y postfordistas. Este nuevo tipo de capitalismo causaría una ola de tensiones y descontentos. Sobre todo en el contexto de la segunda mitad del Siglo XX, los trabajadores postfordistas, que se encontraban excluidos de la nueva cultura consumista (muchos sin formar parte de los sindicatos) ya que no eran privilegiados con sus salarios y su papel estaba ligado a ser parte del sistema de la industria al realizar su trabajo pero sin una digna recompensa económica , se convirtieron en la prueba más clara de reproducción de desigualdad dentro del mercado laboral y el descontento frente a la acción estatal, esencialmente ligada a la productividad laboral que confluyeron en un fuerte movimiento político-cultural de resistencia. Es así como se crea el concepto del “Tercer Mundo”, este es uno de los aspectos más importantes dentro de la modernidad económica. A pesar del desarrollo de la ciudad por las grandes industrias, las nuevas tecnologías del postfordismo que aumentaban mayoritariamente la producción, había un sector vulnerable, los marginados de este sistema capitalista, victima de la opresión, de la dominación de parte de los que controlaban este sistema y eran privilegiados de recibir de los frutos del capitalismo.

2) El Estado-benefactor, en un principio, contaba con la definición de “producto inevitable de la lógica democrática”, esto, gracias a la idea que sostenía que los servicios sociales beneficiaban a todos. Pero a medida que avanzaba el Siglo XX, más bien por el año 1980, la realidad niega este proceso. Es más, el consenso que apoyó  las políticas del Estado-benefactor, hoy apoya las políticas contrarias que se basan en la reducción de las prestaciones sociales del Estado.
Bauman, explica una paradoja en que la sociedad democrática, gracias al Estado benefactor, termina apoyando el aumento de la desigualdad. El autor lo explica por un cambio de comportamiento del “votante medio”. Antes, el individuo apoyaba las políticas del Estado-benefactor por falta de seguridad en su situación económica a largo plazo. Pero ahora, este cuenta con su participación a la forma privada de prestaciones para garantizar su seguridad.

Una de las causas de esta crisis que sufrió el modelo del Estado Benefactor, fue cuando la percepción de recurrir a la asistencia estatal, fue resultando con el tiempo, improbable y un sistema de baja calidad, poco atractivo y poco confiable. Gracias al pensamiento de la degradación de los servicios públicos, estos atraerían a los “peores profesionales y administradores”(Titmuss y Townsend), ya que, el Estado realizaba investigaciones de los ingresos, lo que implicaba la perdida de apoyo de parte del Estado a las clases afortunadas. El Estado ya no beneficiaba a todos, había una limitación de la ayuda por estas investigaciones de ingresos. Esto genera una separación entre los que “dan sin conseguir nada”, nada de ayuda del Estado (afortunados) y los que consiguen sin dar, es decir los menos afortunados que reciben ayuda del Estado. Este mismo principio produce también la creación de un estigma para los que recurren a los servicios sociales. Se crea un acto “vergonzoso” y de automarginación de recurrir a los servicios Sociales, se podía apreciar inmediatamente como una persona no afortunada y con menos recursos.

Además, hay un surgimiento de la sociedad de consumo y de la visión” consumista”, que valora por sobre todo la elección, el tener variedad para elegir. Es por esto, que al no haber  elección que implicaba claramente una aceptación de lo que se recibe de los servicios sociales representaba no tomar en cuenta el valor de la “elección”. Esto, vendría siendo lo contrario a la lógica del Estado benefactor, este la valora por sobre todo la “igualdad de necesidad y de derechos”, una contradicción fuerte frente al pensamiento consumista de “la elección”. Contradicción que al fin y al cabo termina de dar por ganadora la lógica consumista.

Algo que poseía sin duda el Estado benefactor era una sobredeterminación, esto sucedió gracias a que este, durante mucho tiempo fue considerado indispensable para la democracia. Sin embargo, habían más motivos para su derrumbe, hay un quiebre en esta sobredeterminación: mientras se le daba  interés y confianza al Estado-benefactor, las necesidades de le economía capitalista coincidían con lo “seguros públicos propuestos” por parte de este Estado benefactor, es decir, tomaba cada vez más un carácter capitalista. Esta fue otra de las causas que contribuyó a la crisis y la posterior caída del Estado-benefactor, ya que este, se encargo de proporcionar una mano de obra especializada, conforme con las expectativas de la coyuntura capitalista. Bauman, nos muestra el capitalismo en búsqueda constante de nuevas fuentes de riqueza. Su economía tiende a reducir los puestos de trabajo, apoyando firmemente las Bolsas de Valores. El trabajo del obrero va tomando un papel cada vez menor en el proceso de producción en el cual (como afirma el autor en el texto) “los negocios se miden por el valor de sus acciones y dividendos antes que por el volumen de su producción”. Gracias a esto, el Estado-benefactor parece cada vez menos atractivo, ya que es evidente la reducción de las necesidades por las empresas de cumplir sus responsabilidades frente a sus trabajadores. Esto genera una percepción de desinterés del empleo del obrero por parte del empresario. “El capitalismo tiende, a largo plazo, a valorar la importancia del desempleo”, Así nos señala el texto.

Más tarde se genera una discrepancia entre el capitalismo y las políticas de prestaciones sociales del Estado-benefactor, lo que lleva a la perdida de interés del capitalismo en sostener el Estado-benefactor, lo que conllevará su derrumbamiento.

Hoy en día, esta percepción de capitalismo casi desapareció. Esto, en beneficio del desarrollo de una gestión flexible de la mano de obra. Hubo un aumento de la demanda de trabajo flexible, globalización del mercado del trabajo, etc.

Con respecto a los desafíos de la esfera política según el autor Arditi, debemos señalar a un autor dentro del texto, Schmitt. Este autor tiene un conocimiento sobre de lo político como algo que excede la estructuración institucional de la política. Es decir, lo político se ve fuera de la esfera propia de la política, siendo definido como un modo de relación en base a una distinción de un colectivo entre “los amigos y los enemigos” que va a concretizarse en un contexto de lucha.

La política excede entonces el subsistema político, proceso que se acelero en las ultimas décadas, a través de las luchas ciudadanas, que representan una participación democrática cada vez mas amplia. Esta ampliación forma de a poco una nueva migración de la política (después de su primera migración del Estado absolutista hobbesiano al Estado liberal). La dispersión del poder genera un escenario polifónico de intercambios políticos a través de la formulación de distintos proyectos, los cuales son desafíos para la esfera política de la sociedad:

El proyecto de neo corporativismo, el cual trataría de desarrollar una especie de “circuito paralelo” al circuito partidario, a fuera de le esfera de la democracia representativa, gracias a la institucionalización de las relaciones entre agencias gubernamentales y grupos de intereses organizados, para enfrentar la sobrecarga del Estado (exceso de demandas enviadas al Estado).

 Otro proyecto que se encontraría como desafío para la sociedad en su esfera política son los movimientos sociales, que experimentan nuevos modos de intercambios políticos a fuera de los espacios institucionales de enunciación política y formas de acción colectiva tradicional del sistema partidario. De esta forma, lo político se inscribe en seno de un lugar supuestamente neutro políticamente: la sociedad civil, lo que da una nueva mirada a lo que conocemos como cultura política.

También los “movimientos internacionalistas”, estos desafían al limite liberal entre un afuera y un adentro de los asuntos públicos, como lugar de participación ciudadana. El afuera de las relaciones exteriores, anteriormente prerrogativa de los Estados entra en la practica política ciudadana, lo que constituye una modificación de la cartografía política del Estado-nación. Las fronteras dejan de confinar absolutamente la política.


Es con estos proyectos que Arditi, plantea desarrollarlos como desafíos para la esfera política en nuestra sociedad, que se basan en ampliar la variedad de participación política de la sociedad y dar más espacios para la interacción de esta esfera política.

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