domingo, 13 de marzo de 2016

Examen Psicología general

Examen Psicología General


1. El objeto de estudio de Foucault eran las “Ciencias humanas”. No la disciplina en particular, sino el discurso que las posibilita. El andamio conceptual que vincula palabras con cosas. Un orden lingüístico que permita el conocimiento. Foucault buscaba la estructura que lo posibilitara. Es por esto, que se necesitaba la noción de “Episteme”, la cual correspondía a este fenómeno. Pues es La noción de “Episteme” para Foucault corresponde a la estructura por excelencia, el andamio conceptual no solo de una ciencia en el discurso, sino de toda una época. Episteme es aquello que constituye la modernidad o lo que conocemos por occidente moderno, es heterogéneo.
Surge la Episteme Clásica en el Siglo XVl, esta se basa prácticamente en un divorcio entre las palabras y las cosas, es decir, es una Episteme de “representación”. El poder representativo de las palabras, esto permitió dar un sentido al mundo que se torna inaccesible, ya que se crea un establecimiento de un orden que permite la inteligibilidad. Tal sentido entonces, ya no es previo, ni dado, el orden lo creaba el hombre por su inteligibilidad pensante.
Luego de ella surge la Episteme Moderna (histórica), la cual se diferencia de la Clásica por lo siguiente: hay una nueva configuración de divorcio entre las cosas y las palabras; pues ahora el mundo es el que dictará sus verdades a un lenguaje que permanezca en espera de contenido. También la existencia de la “experiencia empírica”, la cual permite acceder al conocimiento, el positivismo y por sobre todo, el mundo se hace un espacio más finito y con él, el hombre mismo, la finitud del hombre se anuncia.

Las condiciones que posibilitaron las Ciencias Humanas, se basaron prácticamente en esta última Episteme, esta postula que el hombre sólo puede conocerse a sí mismo tratando de descifrar lo desconocido, además de ser un hombre con límites y con muchos saberes sin conocer. Es por esto, que surge el hombre como objeto de conocimiento. Es por esto, que lo no sabido, lo impensado se determinaban por características sociales, culturales, etc. Gracias a esto, surgen las ciencias Sociales, Ciencias Empíricas. Llega un momento en el campo epistemológico que no nos preocupamos por las funciones, sino por las “normas” que rigen las funciones. No nos preocupamos por los conflictos, sino por las “reglas” que rigen los conflictos y que no nos preocupamos por los significados, sino por los “sistemas” que rigen las significaciones. Estas concepciones crean respectivamente las ciencias de estudio de: Lenguaje, Biología y Economía. Estas buscaban el dominio del conocimiento del hombre. Las ciencias humanas se articulan con la dimensión de lo impensado. Estas, vendrían a devolverle al hombre un “saber” sobre todo lo “no sabido”.

La pregunta siguiente ahora es: ¿Cómo se concibe al “yo” moderno?, pregunta que aborda el autor Rose. El “yo”, es un ser autónomo que quiere desarrollarse. Un hombre autónomo con capacidad de elección, responsabilidad sobre sí, dotados de una aspiración a la autorrealización.
Es así como surge la “genealogía de subjetivación”. Estas son genealogías que ha establecido relación entre los seres humanos consigo mismo en tanto “yoes” y las formas técnicas que asumen esta relación. Esta Es una relación que aborda la cuestión del gobierno de “los otros” y el gobierno “de sí”.
si  hablamos del hombre y la subjetivación, según el autor “Rose”, la subjetivación es analizar formas de hacerse individuo a través de discursos sociales y gubernamentalidad.

Con relación a esto, surge la noción de “tecnología”, es un montaje estructurado por una racionalidad práctica gobernada por metas, más o menos conciente. Estos montajes se caracterizan por ser híbridos de conocimiento, instrumentos, personas, sistemas de juicio, son construcciones sustentadas a nivel pragmático por ciertos presupuestos y objetivos respecto de los seres humanos.
Las “tecnologías del yo”, son mecanismos de autogobierno en que los individuos se experimentan, se entienden, juzgan y conducen. Esto hace que el individuo adopte la forma de elaboración de ciertas técnicas para la conducción de la relación consigo mismo. Estas tecnologías requieren que uno se relacione consigo mismo epistemológicamente (conócete a ti mismo), despóticamente (domínate) o de otro modo (cuídate).
Estas, se concretan en ciertas técnicas. Como por ejemplo: una confesión, escritura de diario, discusión de grupos, programa de alcohólicos anónimos, etc. Las tecnologías del yo, se practican bajo la autoridad real o imaginada de algunos regímenes de verdad y de algún individuo que tenga esta autoridad. Como teológico o pastoral, psicológico o terapéutico, disciplinario o tutelar, etc.
En síntesis, la modernidad hace que la relación de uno mismo, tome la postura de un yo, la tendencia de una autorrealización materializada a través de la empresa de sí mismo, es decir “yo soy el dueño de mi vida, yo elijo que discurso le proporciono”.

2. Entre el psicoanálisis freudiano y la psicología humanista existen muchos puntos de comparación y de contrastes por sobre todo, pero para esto se necesita identificar los saberes metodológicos de cada perspectiva. Cabe destacar que el psicoanálisis se concibe por lo terapéutico como metodología, ya que nace por el problema mismo, por la medicina, como un modelo de aparato de la psiquis, que está en una constante investigación de este.
El psicoanálisis, este saber se centra como objeto de estudio el “inconsciente” (siempre relacionándolo con lo consciente)  del individuo, es decir, todo lo no sabido en el sujeto. Para estudiar este saber, es importante mencionar la primera tópica freudiana, la cual se representa con los conceptos de: consciente, preconsciente e inconsciente. El psicoanálisis señala sobre el inconsciente como una estructura en donde no hay lógica, hay una ausencia de temporalidad, la energía está libre, no fijada. Sobre esto cabe destacar que en el consciente, toda representación, tiene una sensación anímica asociada. Algo muy distinto al inconsciente, ya que en este la energía “corre libre”, las representaciones no se asocian con sentimientos y hay un principio de placer.
El psicoanálisis de Freud deja muy en claro que el consciente posee todo lo contrario al inconsciente: temporalidad, la realidad prima la lógica, hay una energía ligada, las representaciones tienen un estado anímico y hay un principio de realidad.
Freud, sostiene que el inconsciente y el consciente están separados por una barrera, la cual corresponde a la represión, la cual corresponde a la falta de percepción de un deseo. Es decir; “yo deseo algo pero no sé lo que deseo”. Desliga la representación del afecto, darle una representación al olvido, por esto, el afecto “pasa libre”.
El psicoanálisis plantea que el ser humano está ligado a fuerzas más fuertes que él, las cuales se llaman “pulsiones”, esta no tiene objeto fijo de satisfacción y corresponde al concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático. Esta es la exigencia de trabajo que se le impone al aparato psíquico que tiene suficiente en proceso somático y que tiene como fin la satisfacción.
Con respecto a esto, se puede decir que el psicoanálisis concibe al sujeto como un sujeto ligado a instancias psíquicas, ya sea en su inconsciente, su consciente o su preconsciente, pero este sujeto se debe según estos conceptos.

A diferencia del psicoanálisis, la psicología Humanista, plantea que no hay fuerzas que sobrepasen al ser humano, sino que este es un hombre con límites pero que tiene el potencial para superarse en cualquier momento. Esta psicología como saber metodológico, se aplica en psicoterapia, psicoterapia experimental. Esta se caracterizaba por estar centrada en un “cliente” y no en un “paciente”. Tal como lo señala Carl Rogers, se busca que el cliente sea el “protagonista” de su terapia, que el mismo puede autorrealizarse, que el pueda buscar a través de sus saberes sobre si mismo, la clave de su terapia (algo que el psicoanálisis no contemplaría). Esta terapia poseía las siguientes características: empatía, consideración, congruencia, no directividad (el cliente se hace responsable de su cambio) y buscar la aceptación de sí mismo de parte del cliente.
La psicología humanista en su discurso la noción de “autorrealización”, la cual sostiene que los seres humanos tienen posibilidades, que el hombre es consciente y puede autorrealizarse, a través de metas, retos, el ser consciente y tomarse a si mismo como centro, cada uno tiene en sí un potencial para alcanzar un estado óptimo y la capacidad de sabiduría para determinar, qué es lo que necesita para desarrollar ese potencial. La concepción de sujeto de esta psicología es un sujeto consciente, que constituye lo esencial de su ser. Un hombre libre, autodeterminado, que centra su visión en las vivencias subjetivas de este y que tiene potencialidades y que busca una revalorización de los afectos.
Si comparamos esta noción con la de “pulsión en el psicoanálisis” nos encontramos con un gran contraste, ya que esta última se identifica como fuerza que se encuentra dentro del ser humano y que tiene más potencial que este mismo. Algo que pondría a la autorrealización humanista como un argumento muy contrario.

Siguiendo con los contrastes entre la psicología psicoanalista y la  humanista podemos identificar bastantes diferencias: como la imagen impropia que le da e psicoanálisis al hombre, el centrarse en lo anormal, en lo anormal y la enfermedad. Algo en lo que el humanismo contrasta mucho ya que para este no tiene que haber un sujeto enfermo o en conflicto, basta que este quiera conocer sus potencialidades y la psicología humanista puede actuar.

Otra diferencia se constituye por la subvaloración de la conciencia en el psicoanálisis, esto hace que sea una teoría determinista, al estar el ser humano sometido a “oscuras motivaciones”, algo que en el psicoanálisis es muy distinto, ya que este se siente con posibilidades y metas, como un sujeto que se puede superar con respecto a su propia subjetividad.

También encontramos la orientación del pasado en el psicoanálisis, en este, la historia prima y su estudio se centra en gran parte en los sucesos pasados del sujeto en estudio, por lo que el Humanismo tiende a rechazar, dado que este saber psicológico tiende a resituar los fenómenos en el presente y sus posibilidades de cambio.


Cabe destacar que el psicoanálisis no concibe su psicología a un ser humano total, no lo concibe según sus potencialidades, sus aspectos sanos y admirables. Además de entenderlo como un sujeto siempre tensionado, dependiente de las pulsiones y constantemente reprimido (represión), por lo que nunca va a haber un sujeto sano. A total diferencia de la psicología humanista, la cual ve al hombre como un sujeto capaz, que aporta a la sociedad y es capaz de autorrealizarse a pesar de sus límites.

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