Literatura y Sociedad
Bachillerato en Ciencias Sociales
1) Este análisis
tiene como fin relacionar los textos: “El sur” y “La culpa de los
Tlaxcaltecas”, acorde a la identidad latinoamericana en sus contextos y el
tiempo, ya sea lineal o mítico, tomando en cuenta el tiempo pasado y presente
de las historias.
Ambos cuentos,
muestran una relación de identidad latinoamericana desde los personajes
principales hacia su entorno y contexto histórico, como es el caso de Dahlmann
cuando viaja al sur. Este personaje se sentía propiamente argentino, sin mucho
reconocimiento hacia sus raíces indígenas, es por esto que el viaje al sur lo
llevaría a encontrarse con su pasado étnico, un viaje hacia sus antepasados y
podría encontrase con sus parientes que si establecían conexión con sus raíces
indígenas, es por esto, que se podría decir que Dahlmann viaja al sur en busca
de su identidad.
En el caso de Laura
en “La culpa de los Tlaxcaltecas”, junto con “Nacha”, desde el comienzo del
cuento, se atribuye culpa por haber seguido su vida sin reconocerle importancia
a su descendencia indígena, al pertenecer por su origen al pueblo
“Tlaxcalteca”, al casarse con un hombre
que reniega sus orígenes (Pablo), Laura se ve envuelta en un contexto
“europeizado”, alejándose de sus raíces y orígenes con el simple hecho de vivir
con su marido y compartir sus mismas costumbres. Así lo afirma Laura en la
siguiente cita: “Este marido nuevo, no tiene memoria y no sabe más que las
cosas de cada día.” (Garro)
El personaje de
Laura, vive alteraciones en el tiempo lineal
que va contando la historia, esto se puede observar y apreciar en los momentos
que Laura se ve envuelta dentro de instancias que vivió el pueblo “Tlaxcalteca”,
como un incendio y varias instancias en que se encuentra con su primo y a la
vez novio indígena. Laura si se inserta en el pasado de su pueblo, al vivir
momentos con su primo en un contexto histórico de años atrás, es como si cada
vez que se encontrara con este personaje, Laura retrocediera en el tiempo y se
fuera un determinado tiempo a vivirlo junto a él. Así le sucede varias veces y se
puede respaldar con la siguiente cita:
“-¿A dónde anduvo, señora?
–Fui al Café de Tacuba –Pero eso fue hace dos días.
Josefina traía el Últimas Noticias. Leyó en voz alta:”La
señora Aldama continúa desaparecida. Se cree que el siniestro individuo de
aspecto indígena, que la siguió desde Cuitzeo, sea un sádico” (Garro). Laura
desaparece dos días en el tiempo real y sus familiares que no estuvieron
insertos en este retroceso del tiempo si presenciaron su ausencia, es por esto
que si analizamos este tiempo al que retrocedió Laura, un tiempo mítico, si se
puede comprobar por sus desapariciones y encuentros con su primo indígena.
Por otro lado, si
analizamos el cuento de Jorge Luis Borges, “El sur”, nos damos cuenta de una
irregularidad en el tiempo. En primero momento, se puede entender que el
personaje principal del cuento está viviendo una secuencia de momentos que le
van ocurriendo a lo largo de la historia, pero hay momentos en que la historia
se vuelve algo “irreal” dadas algunas
circunstancias poco creíbles y de aspecto fantasioso. Esto, da a pensar que es
un delirio del personaje, o un sueño por su inestable salud que se presenta
desde el comienzo, al ser internado, este
suceso ocurre antes de empezar a cuestionar la realidad de lo narrado, ya que aun no muestra signos de fantasía o
algún elemento extraño o ajeno a la historia.
En el cuento, al
ocurrir sucesos extraños e irreales desde un primer momento, se comienza a
cuestionar la realidad de los hechos relatados, pero, el cuento, a diferencia
de “La culpa de los Tlaxcaltecas”, este si respeta un tiempo lineal, ya que
este “delirio” de acontecimientos extraños va ocurriendo en una secuencia de
tiempo, sólo que no se menciona que no es real y se cuenta como si lo fuera.
Dahlmann, no vive alteraciones en el tiempo, ni tampoco viaja al pasado, sólo
vive el presente soñando acontecimientos extraños y poco creíbles, como por
ejemplo en las siguientes citas: “Recordó
bruscamente que en un café de la calle Brasil (a pocos metros de la casa de
Yrigoyen) había un enorme gato que se dejaba acariciar por la gente”
(Borges), “Ahí estaba el gato, dormido. Pidió una taza de café, la endulzó
lentamente, la probó (ese placer le había sido vedado en la clínica) y pensó,
mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban
como separados por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la
sucesión, y el mágico animal” (Borges). Además de haber mencionado a este
“mágico animal” y comenzar a dudar sobre la realidad de lo relatado, cuando se menciona que el
placer que le causa el café, había sido vedado en la clínica, el narrador
encuentra un parecido del sabor del café de la clínica con el supuesto café de
la calle Brasil, aquí es donde se establece una relación entre lo anteriormente
vivido (cuando fue internado) y lo que sintió en ese momento, que claramente
apunta que se encuentra en otro lugar, y en este caso, este lugar sería parte
un delirio, del que no está consciente. Con este ejemplo de cita se puede
entender que Dahlmann se familiariza con la clínica, con el sabor a café que le
hace recordar, sin darse cuenta que sigue ahí.
Ambos
textos tienden a confundirnos en relación a su tiempo lineal, pero la
diferencia está en que “El sur”, a diferencia de “la culpa de los
Tlaxcaltecas”, no realiza ningún tipo de anacronía, solo es un delirio al que
el personaje se ve enfrentado desde que se interna.
2)
En ambas novelas existen una relación
muy fuerte y significativa para la historia de nuestro país. Esto, corresponde
al contexto de lo que significó el golpe militar en Chile (1973). En cada
novela se muestra una situación diferente que relata momentos cotidianos de
personajes en especial, en este contexto de la historia chilena.
En
el caso, de Tejas Verdes, Hernán Valdés nos relata día a día como fue su
estadía en este campo de concentración, sometido bajo la autoridad de militares,
torturadores, que se encargaron de crear el sentimiento de vulnerabilidad en
los prisioneros. Al ser torturados, humillados y ultrajados de forma constante
y combinado con el sentimiento del miedo (miedo en todo sentido) convirtió a
estas personas que entraron como prisioneros y en su estadía en Tejas Verdes
iban tomando actitudes sumisas, tenían conciencia de lo insignificante que eran
para las personas encargadas de tenerlos reclusos. Sólo eran seres tratando de
sobrevivir, que iban y venían, no importaba mucho si moría uno o dos en un día,
a los torturadores sólo les interesaba la información que podían obtener, es
por esto, que eran capaces de lo que sea por obtenerla. Los reclusos no se
sentían como personas, si no cuerpos explotados por golpes e insultos, ellos
eran los “otros”, los que no valían lo mismo, a los que no se les debía
respetar sus derechos.
Esto
nos lleva a considerar a los prisioneros como personajes de un sentimiento
“secundario”, de poca pertenencia a una historia, ellos eran “los otros”, los “marginados”
que no podían reclamar por sus derechos por ningún motivo, si deseaban cuidar
sus vidas. Esto les juega en contra al pensamiento de quienes serían o que tipo
de personas serían si lograban sobrevivir a la experiencia, su personalidad ya
no dependía de ellos mismos, sino de los otros, su estado de ánimo y su salud
no estaban en sus manos, sino los otros, siempre. Este sentimiento se puede
demostrar en una cita de Valdés en su libro:
“Hablar
desde aquí de todo eso como una realidad esfumada, como de una situación
histórica única dilapidada por el temor, suena a pesadilla; pero más todavía
reconocernos a nosotros mismos, en la medida en que hablamos como
sobrevivientes de esa realidad. Porque si logramos salir de aquí alguna vez,
¿qué seremos si no? En el mejor caso, individuos aislados, ocupándonos
oscuramente de nuestras vidas.”(Valdés, 85-86)
Cambiarían
rotundamente sus vidas, su personalidad y su manera de actuar, para no olvidar
esta experiencia jamás. Todo por los actos de estos “otros”, de estos “otros
más importantes”, quienes fueron capaces de causar este cambio en sus vidas
desde el día en que pisaron Tejas Verdes.
En
el cuento “Formas de volver a casa”, nos encontramos con un narrador que se
siente, casi en todo momento, un personaje secundario. Puede que en muchos
momentos no se dé cuenta, pero en el fondo siempre siente esa constante
“exclusión” por parte de los adultos, al momento de opinar o hablar de los
temas que giraban en torno al contexto de los años. Esta “exclusión”, se le da
a los niños por el simple hecho de ser niños, pequeños y no adultos. Los niños
sólo escuchaban a sus padres o los observaban cautelosamente, sin opinar mucho
porque según los adultos (no todos, pero gran parte) no correspondía. Es por esto, que en este caso, los personajes
secundarios serían los niños, “los que no saben” o que no pueden formar parte
de una discusión importante en torno a alguna temática asociada al problema
político imperante en la época. Al no tener experiencia y ser menores no se les
da esta confianza. Porque simplemente no conocen a fondo lo que realmente pasaba
en el país en ese momento y tampoco se les quiere informar por parte de los
adultos.
Este
sentimiento de personaje secundario, se puede afirmar con el simple
comportamiento de obedecer e irse de algún lugar que contenga conversaciones
que no corresponden para un niño, por ejemplo. La siguiente cita nos deja muy
en claro qué es lo que sentía el narrador al reflexionar esto:
“Los
niños entendíamos, súbitamente, que no éramos tan importantes. Que había cosas
insondables y serias que no podíamos saber ni comprender. La novela es la
novela de los padres. Maldiciéndolos y también refugiándonos, aliviados, en esa
penumbra. Mientras los adultos mataban o eran muertos, nosotros hacíamos
dibujos en un rincón. Mientras el país se caía a pedazos nosotros aprendíamos a
hablar, a caminar, a doblar las servilletas en forma de barcos, de aviones. (Zambra,
56-57)
Si
bien hemos señalado este sentimiento de personaje secundario en ambos cuentos,
podemos notar diferencias en este sentimiento que ambos narradores comparten.
En el cuento “Tejas Verdes”, este sentimiento era de vulnerabilidad, de
contante temor hacia los torturadores que pudieran dañar en cualquier momento,
una vez más su cuerpo o dignidad. Este sentimiento siempre estaba acompañado de
miedo, angustia hacia los sujetos superiores, siempre en un contexto violento y
temible. En cambio, en “Formas de volver a casa” este sentimiento secundario se
acerca a la idea de familia, los niños que se rigen por los adultos, este
sentimiento se crea gracias a la aceptación, respeto y cuidado que se le tiene
a ser pertinente cuando se debe y no opinar sobre un tema “para mayores”.
Bibliografía:
- Borges,
Jorge. “El sur”. Ciudadseva. Día mes año de publicación. Web. 06.mayo.2015
< http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/el_sur.htm >
- Garro,
Elena. “La culpa de los Tlaxcaltecas”. Materialdelectura. Universidad
nacional autónoma de México. Web. 06.mayo.2015 < http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=143&limitstart=2>
- Valdés,
Hernán. Tejas Verdes. Santiago: Taurus, 2012. Impreso.
- Zambra,
Alejandro. Formas de volver a casa. Barcelona: Anagrama, 2011. Impreso.
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